jueves, 22 de agosto de 2013

Alacrán enamorado

La fuerza del lobo está en la manada.

Alacrán enamorado A Santiago A. Zannou su director le premiaron hace ya con un Goya por “El Truco del Manco”, en ésta, para mi gusto, se queda como el resto de la película un poco escaso.

Sobre novela de Carlos Bardem, al que hay que añadir otra novela “Muertes Ejemplares”, casi finalista del Premio Nadal, se monta esta película con trasfondo marginal, seres desectructurados, nacis dislocados y patéticos, incluido Javier Bardem y sus escasas apariciones, el Duque y este chico que a mí, personalmente me cuesta, Alex González, pero que no lo diré muy alto porque con el cuerpazo que ha echado lo mismo me hostia.

Muchos tópicos, pero muchísimos. Nada de sorpresa, nada de novela negra, nada de racismo visto desde otros puntos que no sean los malhumorados fachas y sus palizas. Tópica la historia de amor redentora y el cambio de vida del Alacrán al que le da un ataque de Pepito Grillo al enamorarse de una mulata.

Manida hasta la imagen del boxeador corriendo por las calles.
Para eso ya estuvo Rocky 1, II, III…100.

Lo mejor, Carlos Bardem, en su papel de Carlomonte: exboseador atormentado, alcohólico y paternalista pero que me engancha, como me enganchó en su corto y casi testimonial papel de Apache en Celda 211. 
Bien también por Hovic Keuchkerian, que en la vida real también es boxeador por lo que está de lo más natural en su papel y dando collejas y que también es poeta y actor.
Bueeeno, también Alex González y Judith Diakhate... vaalle.


Por lo demás 100 minutos de mirar y no pensar, no es necesario, basta con distraerse viendo golpes, entrenamientos, horas de gimnasio y lo que esperas que pase, que va a pasar, seguro.

 Apta para ver con chicas, entre la tableta de Alacrán y la típica historia de amor pasará los golpes y la violencia.

El detalle: Lo mucho que se parece Carlos Barden al Mono Burgos y que hay un problema enorme para entender lo que dicen en muchos diálogos.
¿O no?

jueves, 8 de agosto de 2013

Más allá de la muerte

Morimos para que la vida sea importante

Intrigante bautismo en el cine de esta directora y artista polaca Agnieszka Wojtowicz, una casi cuarentona que ha cuajado un thriller psicológico original, bien organizado, y con el ritmo suficiente para mantenerte atento.

Adelanta detalles y da pistas que adivinan posteriores momentos relacionados y secuencias paralelas, bien trazadas y que simbólicamente adelantan acontecimientos de una manera sutil y sin hacer el argumento predecible hasta que, más allá de la mitad de la película, se descubre el bromuro de hidronio que paraliza los miembros, detiene los latidos y pareces un muerto en cuestión de segundos.
A partir de aquí: ¡Zasca!

Los supuestos poderes para hablar con los muertos de Liam Neeson se van haciendo menos creíbles y la peli pasa, de simular una historia de médium y muertos que recuerdan el suspense de Polansky,  a un secuestro en toda regla al estilo de Stephen King y su Misery.

La escena de las tijeras, el ataque de rabia en que Christina destroza la habitación, la llamada al móvil de su novio o su huida por la mansión… todas  empiezan a ser entendidas desde otro plano.
Bien Liam, aunque le falta espacio, y muy bien Christina Ricci y su enagua roja que marca una estética cuidada en contrastes de rojo sangre, negro muerte y muebles de época con austeridad de ataúd.

Personajes muy bien dibujados ambos, sin demasiadas fisuras, aunque el resto de individuos que pasan por allí, incluido el novio, son bastante flojitos, no nos dicen mucho, están porque tienen que estar para explicar a veces y otras para confundir y otras por estar.

El niño, alter ego del funerario Liam es un personaje perdido y sin demasiada explicación, el típico niño que da miedo.

Diálogos con conflictos salteados, la vida, los problemas más allá de la muerte, lo que nos llevamos a la tumba, el egoísmo de los que quedan, el arrepentimiento y la conciencia de lo que hemos hecho o dejado de hacer y las preguntas de siempre: ¿Qué haríamos de tener otra oportunidad? ¿Estábamos ya muertos en vida? ¿A quién realmente le importamos?


El detalle: En muchos planos Christina Ricci recuerda a la novia cadáver de Tim Burton, son clavadas.
¿O no?