jueves, 17 de julio de 2014

Una noche en el viejo Mexico

¡No pases tu vida solo respirando!

Joel Coen, Ethan Coen,  y a partir de ahora, Emilio Aragón Alvárez con esta película de personajes, de historias, de viajes vitales sin importar el destino porque el destino son solo sueños sin cumplir y por los que luchar. Una película que habla desde dentro y novela las escenas. El decorado, ese polvo constante de la baja California que casi te entra en los ojos y seca la garganta. Menos mal que hay Tequila y cerveza y por supuesto La noche de los muertos, las calles adornadas con luces pobres de colores de un pueblo perdido cerca de la frontera.
Un lugar que a veces es paraíso y otras infierno o tumba por donde ruedan la vida Robert Duval, (Red Bovie), el señor mayor que aún tiene agallas para seguir luchando cuando se lo han quitado todo,  su inesperado nieto Jeremy Irvine el de War Horse (Gally Bovie) y su sombrero y  Angie Cepeda ya conocida del público español, la "Gilda" de un escenario cutre, violento, machista y agresivo ante el que se desenvuelve sin miedos ni complejos hasta que se harta de enseñar las tetas. Tres personajes que buscan sus sueños y crecen durante el recorrido. Sueños por los que deben luchar a costa incluso de su propia sangre.
Entre medias, por encima o por donde quieran ustedes Luis Tosar el narcotraficante que da la talla donde tenga que aparecer.  Matones, vengadores, sicarios, aventura, tensión, solidaridad, la llamada de la sangre y la venganza, el amor, la pasión, la ternura y las cosas que a todos nos llegan casi sin querer.

El guionista Bill Wittliff Premio Award en Estados Unido y guionista de “La Tormenta perfecta” o “Barbarosa”  también ambientada en el entorno Mejicano,  se ha unido a un director irresistiblemente inquieto y curioso, un todo terreno este  Emilio Aragón Álvarez capaz de lanzarse a aventuras arriesgadas. 

La película mueve la rueda de un destino que une a diferentes personajes, buenos y malos, vitales y dañinos, capaces de lo peor y lo mejor. 
Son todos la vida misma que reacciona en un segundo, sin pensar. Con un comienzo que ya promete y anuncia un camino abierto donde cabe todo. Unos faros de un coche que rompen la oscuridad y la intermitencia del cartel de un Motel, una bolsa, droga y un disparo. Ya presagia una buena trayectoria de lo que pueda ocurrir, pero sorprenden cómo van uniéndose los roles y con qué naturalidad y credibilidad se desenvuelven.
Una película buena, muy buena.

Por cierto una estupenda banda sonora, cuidados en los detalles y para mí la que debería haber ganado los premios Goya, la verdad.


El detalle: La pelea en el cementerio y “la mano de Dios” metáfora del castigo divino. ¿O no?

“Ahora a por Pájaros de papel”

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