martes, 25 de junio de 2013

La vida de Flynn o Viviendo como Flynn

Nunca seas escritor
Basada en hechos reales.

Bien por Robert de Niro en esta historia de personajes decadentes, invadidos por la desolación, la ansiedad y el fracaso que, por otra parte, encaja tanto en los tiempos que vivimos.
La historia del proyecto de un escritor con una novela que nunca termina. Jonatan Flynn (Robert de Niro)  que se sitúa a sí mismo, a la altura de los clásicos norteamericanos Mark Twain o J. D. Salinger y que será reconocido gracias a su obra maestra “El hombre del botón”.
Un escritor que no lo es, un padre que tampoco lo fue nunca, un marido que desapareció desde los comienzos de la historia. Un ser que no es, que va enterrándose en el alcohol, la mugre de la calle, los delirios y la violencia, hasta hacerse invisible.

La historia le une a su hijo en un albergue para desahuciados donde trabaja como voluntario. Allí recae su padre convertido en el principio de un despojo. Poco a poco, el hijo casi se contagia del derrumbe sobre todo, cuando su madre se suicida. La muerte de su madre interpretada por Julianne Moore, con planos muy cortos pero respetables, envuelve al hijo en un periplo acelerado de rayas, porros y crack.

Flynn e hijo no se aguantan y la batalla generacional y de caracteres y principios nos deja momentos brillantes y va ascendiendo hasta los gritos, los insultos y los reproches continuos. En un intento de redención  mutua el hijo lo lleva a casa, pero Flynn padre, aguanta una sola noche. Ya es un inadaptado.

Al final, la cosa va mejorando y los seres emergen, flotan y vuelven a brotar hasta unir a un De Niro abuelo y su nieta negra a la que acepta, pese a su actitud racista.

El detalle: Los bíceps de De Niro que pese a su edad parecen los de Toro Salvaje, eso sí, con el pecho caidito
¿O no?

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